La sociedad es la única forma de
que no nos matemos unos a otros como si fuésemos animales salvajes, tal y como
muestran metafóricamente las películas de zombies. Es un cumulo de relaciones
que se vuelven inestables pero que de alguna forma están contenidas por una
supuesta institucionalidad. En esta contención ayudan los medios de comunicación
y en estos últimos tiempos las redes sociales donde se ve más este salvajismo
animal. Y en este contexto la única salvación es mostrarse feliz y cuando no se
tiene esa felicidad es cuando los mercaderes aprovechan a vendértela de
cualquier modo. Y para encajar en la sociedad o para poder relacionarse con
miembros de ella es obligatorio mostrar esa felicidad o mostrar que uno se la
quiere comprar a los mercaderes que la venden. Como es esto: veamos el Facebook
por ejemplo, las personas solo muestran fotos felices o post graciosos, al que
muestra cosas que no lo son o que pueden denotar algo de tristeza o melancolía,
sea quien sea, se verá disminuido su aprobación en el resto de los contactos.
Por otro lado están los que venden esa felicidad ya sean las publicidades donde
todos son lindos y felices porque son lindos y tienen dinero o en los programas
masivos de tv donde reflexionar mínimamente es un pecado y si se lo hace es por
un aprovechamiento de las circunstancias.
Ahora en esta sociedad si no te
mostras feliz o demostras que queres buscar esa felicidad aunque sea estúpidamente:
tomando alcohol, drogas o comprando ropa por ejemplo, automáticamente te van a
apartar como si fueses una bolsa de basura que ya rebalsa. Lo extraño es la contradicción
que existe si esas estadísticas que dicen que la mitad de la población sufre depresión
son reales. Quizás esa mitad busca ser como la otra pero no lo admite, lo
simula porque está mal visto, quizás esa mitad esta oculta en una máscara para
poder sobrevivir a una sociedad donde si uno no se muestra realizado es
exiliado a la soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario