En el juego donde el policía Max tiene que descubrir porque
mataron a su familia la forma que encontraron sus desarrolladores de
representar la energía del personaje es una de las que más me gustan en los
videojuegos. Ellos pusieron como barra de energía a una persona que se llena
tomando analgésicos cuando lo llenan de tiros. Y porque estos “painkillers” y
no los viejos botiquines del Doom o las hierbas del Residente evil. Los analgésicos
se venden como caramelos, de hecho yo los consumo mucho porque hay días que las
exigencias lo demandan y no se puede estar enfermo laburando o dejar de
laburar, en esos días me siento Max Payne.
Max es un policía que abusa de la bebida y las pastillas para
poder seguir viviendo tras su trágica perdida y eso se nota en el juego porque
cuando se ingiere una pastilla en el último de los juegos se produce un efecto
de movimiento psicodélico de la pantalla y un sonido que acompaña la acción.
Los analgésicos funcionan como recuperación de energía, pero
probablemente sus efectos secundarios se noten a la larga. En el primer juego
esto se descuenta porque se cree que al final del juego el personaje muere. Ya
en el tercero el personaje esta mas obeso (aquí si se muestra una consecuencia,
aunque no se la asocia a la ingesta de pastillas) pero sigue teniendo las
habilidades intactas incluso siendo un guardaespaldas retirado en Sudamérica.
Max es uno de mis personajes favoritos porque no se vanagloria
de sus asesinatos, es un Frank Castle sin la calavera en el pecho que cuando
llega a la casa quiere ahogarse en bebida porque no tiene otra cosa que hacer
en la vida. Y allí sin la necesidad de tener que matar a hordas de policías corruptos,
drogadictos o mafiosos, también ingiere analgésicos para poder mitigar su
infinito dolor. Y ese es el juego de su nombre en inglés: “Máximo dolor” y con
que nos están enseñando a reducir ese dolor: con los maravillosos analgésicos,
aunque te hagan pelota el estómago el dolor hay que eliminarlo para poder
seguir adelante, aunque adelante solo sea los próximos cinco minutos.
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