Bitácora
del capitán del barco hundido
Día
290
Cuando
se me ocurrió hacer el personaje de Juan Bardo intente de que sea
una especie de antítesis mía, un ganador sin esfuerzo que aprovecha
los recursos al máximo sin tener ningún tipo de moral, similar al
personaje de Ian Fleming, el espía ingles James Bond. Pero mi idea
era hacerlo argentino, no solo un espía de este país, sino un
típico porteño agrandado, poco solvente y que miente hasta cuando
no es necesario hacerlo. Para ello me basé en un miembro de mi
familia: mi tío, sumándole elementos de algún profesor medio loco
que tuve en la secundaria. Y así surgió Bardo, una persona que
solamente quiere el divertimento pasajero mientras busca dinero para
poder sostener ese ritmo de vida.
A
mi tío, como a mucha gente que conozco, le gusta mas ver que hace el
otro, le gusta espiarlo, controlarlo y manipularlo porque sabe que él
esta vació y que lo único que lo llena es el vació del otro, al
menos para sentirse acompañado, tal y como hace Juan bardo con el
agente del FBI o con Sergio Massaso. Otro elemento importante es que
Juan es el reflejo del típico porteño de antaño: mujeriego,
nostálgico, chanta y controlador; pero lo mas importante es que se
la cree y que sus verdades son las únicas válidas.
Todos
tenemos algo de Juan Bardo dentro nuestro, algunos muchos mas que
otros, pero algo de maldad o estupidez siempre quedan, aunque vayamos
evolucionando como personas. Como Juan, muchos otros tratan a las
mujeres como objetos, incluso entre mujeres mismas, y muchos también
tiran sus ahorros y esfuerzos en el casino para crear un atajo hacia
el dinero fácil sin transpirar la camiseta, arriesgarse o pensar y
eso es lo que representa Bardo, el que otro (un boludo) haga las
cosas mientras uno las disfruta. O sea que los Juanes Bardos del
mundo que se aprovechan de los laburantes, los verdaderos laburantes
silenciosos, son los que deben morir.
Los
tipos como Juan o como mi tío, son entradores, causan empatía
instantánea cuando recién los conoces, son solidarios muchas veces,
pero como hace la mafia, después piden devoluciones de favores y si
uno no responde favorablemente, la empatía se transforma en
antipatía instantáneamente, revelando su verdadero ser.
Los
seguidores o aduladores de Juan bardo, son tipos satélites similares
a Sergio Massaso, el cual admira a Bardo, pero en realidad lo envidia
porque quiere ser como él pero no tiene las habilidades ni la
inteligencia para lograr su cometido y siguen a Bardo con la
esperanza de que este los ayude o los haga sus perritos falderos para
compartir sus conquistas. Por eso hay muchos mas Massasos que Bardo
en el mundo, mucha gente estúpida que sigue al líder desgraciado
para tener una esperanza de pertenecer a su circulo.
Y
para terminar siempre me va a quedar la duda del profesor loco del
secundario, ¿era un personaje para llamar la atención o era su
forma de ser sin ningún tipo de resquemor? Creo que nunca lo sabre,
pero creo que cada vez que pasa el tiempo le tomo mas respeto, aunque
mas que nada, pierdo el respeto por los demás porque como mi tío,
hasta el reloj que esta parado, dos veces al día da bien la hora y
en sus alocuciones de verdades sobre la vida había algunas cosas en
las que tenia razón. O sea que Juan bardo, puede ser la peor persona
del universo, ser misógino, homofobico, xenofobo, pero en algunas
cosas comprobé que estaba acertado como cuando hablaba de las
mujeres del segundo tiempo, esas que después de unos años solo les
interesa caer bien paradas económicamente, esas que hacen pensar a
uno que Juan Bardo puede ser el peor ser humano de todos los peores
seres humanos, pero que al final de cuentas se muestra como es, dice
lo que siente y si te manda a la mierda, lo hace con estilo.
Pueden
ver la aventura de Juan Bardo sino la vieron, buscando en youtube o
en cualquier lugar de internet el cortometraje “Casino Flotante”