SAFO

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sábado, 17 de octubre de 2015

MORTAL STREET KOMBAT FIGHTER

Bitácora del capitán del barco hundido



Día 155


Mientras acá en casa la luz sigue brillando por su ausencia, me propuse recordar el día en el que quise ser un personaje de videojuego de peleas, ya cansado de jugar con Ryu o Sub-zero, quería dar piñas yo mismo y porque no tirar un Hadouken o congelar a la gente con mis super poderes que iba a adquirir si hacia el curso de super luchador.
Corría el día 50 desde que estoy en este naufragio y me dispuse a ir a un lugar donde enseñan a luchar en serio, entre allí y el entrenador me dijo que las técnicas que enseñaba eran las mejores y que con él en unos meses iba a ser el increíble Hulk. El entrenador era mas bajo que yo pero tenia hinchado todo el cuerpo como su hubiese tomado el gen del super soldado del Capitan America, se parecía bastante a Takuma del King of fighters, ademas mostraba con orgullo todos sus tatuajes que eran al menos 20 en su pecho, es mas, ahora que recuerdo creo que uno era una esvástica.
Y al otro día fui a entrenarme pensando en que era un ratito y ya. Llego y el tipo me deriva con otro estudiante que ya llevaba meses entrenando el cual me explicaba muy brevemente y a pesar suyo (ordenado por el entrenador) el entrenamiento básico, el cual consistía en: 40 flexiones en la barra, 60 serruchos con pesas de 5 kilos en cada brazo, 80 parecidas pero por detrás de la nuca, 30 acostado subiendo 10 kilos con los brazos flexionados, 100 piñas con pesas chicas, 60 levantamientos de pesas y por lo menos 5 ejercicios mas que cumplí como pude y cuando digo como pude, digo que los hice a todos mal y mis brazos quedaron como una manteca. Yo sin chistar seguía las instrucciones y me comía una cagada a pedo de vez en cuando del entrenador por hacer mal los ejercicios.
Pasemos al segundo entrenamiento el cual consistía en tener relaciones sin quitarse la ropa con una especie de pelota gigante con la cual uno se frotaba contra el suelo, luego había que saltar la cuerda y mas tarde saltar sobre una rueda de camión. Cada ejercicio duraba 3 minutos los cuales se marcaban con un bocinazo que se escuchaba por todo el dojo o gimnasio, luego había un minuto de descanso en el cual si hacia algo de los ejercicios anteriores el entrenador te volvía a cagar a pedos.
Termine estos ejercicios otra vez como pude y creyendo que faltaba lo mas fácil y emocionante. Me equivocaba otra vez. La tercer parte del entrenamiento, pasadas una hora y media con las anteriores actividades, consistía en la instrucción de la pelea. El encargado me mostró como tirar un golpe mientras yo intentaba imitarlo. La cuestión era golpear una bolsa como la de los boxeadores con mis puños y unos guantes que exudaban un olor propios de una carnicería a las 12 de la noche, ademas tenia que estar descalzo y subir las puntas de mis pies mientras me movía al estilo de Apollo Creed. En el primer round le di con todas mis energías al saco, que para ese momento no eran muchas, pero al entrenador no le gusto mucho mi postura y mientras me repetía como debía hacer los movimientos me cagaba a pedos, el segundo round fue similar pero con mas intensidad... de puteadas. Al tercero decidí hacer bien los movimientos pero lentamente y casi sin potencia en mis golpes a lo que el entrenador aprovecho para decirme que le ponga mas ganas de una forma poco menos que humillante. El cuarto, quinto y sexto fueron tranquilos porque el tipo se fue a inyectarse algo en uno de sus músculos del brazo, lo cual me hace recordar que él quería que se le llamen con propiedad a cada uno de los músculos (bíceps, cuádriceps, etc) entonces podemos deducir que se estaba dando con anabolicos en alguno de esos músculos con nombres raros. En estos tres últimos rounds mis golpes eran como el que le quiere dar Homero a Rufo Tatum en un capitulo de los Simpsons, tenían la potencia de una ameba y la dirección de un murciélago enceguecido, lo único que yo quería es que pase el tiempo y de alguna forma pase algo para irme de allí y no volver mas: un corte de luz, un huracán, un inspector de la AFIP, algo. Realmente todo el entrenamiento fue una tortura, cero humor del instructor y sus aspirantes, cero carisma, cero ganas de enseñar realmente desde cero y cero deseo de seguir. Sonó la chicharra del sexto round y apareció el entrenador y me dijo que por hoy ya estaba. Me puse la campera, luego las zapatillas y salí rajando o mas bien casi gateando lo mas rápido que pude.
He jugado al fútbol miles de veces en la adolescencia, he corrido hasta 5 vueltas al parque Centenario, he caminado de la FADU hasta mi casa en Villa Crespo y NUNCA me había cansado y adolorido tanto como esta vez. Estuve 5 días con dolor de espalda y casi sin poder mover mis hombros, claro, mucho ejercicio y nunca me dijeron que había que precalentar y eso que pregunte.
Me parece que esto de ser Ryu o Ken es para otro tipo de personas, esas que creen que pueden lanzar una bola de fuego de sus manos o esas que solo hacen todo para aparentar que pueden lanzar una bola de sus manos.

Ah y encima tuve que pagar 350 pesos...

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