SAFO

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viernes, 21 de octubre de 2011

La Mancha Negra

Leo alguna vez fue una persona y como tal, alguna vez tuvo sueños y proyectos, por ello después de terminar la secundaria se dedicó a estudiar cine y televisión en la uba, esa fue una época dura como todas las de su vida, sobre todo la del cbc, pero después de mucho transitar, logro superar infinitud de obstáculos y con sangre, sudor y lastima llegó a recibirse, sin embargo, como todos, Leo tiene un punto débil una mancha negra obscura de su personalidad que solo pocas personas saben y que ahora se va a rebelar en esta crónica de un suceso en la carrera de este ser superior en cosas inferiores e inferior en cosas superiores.
Esta mancha sucedió allá por el 2003, Leo estaba cursando una materia donde hacia grupo con tres chicas (esta es la única forma de que este sujeto este con tres chicas, al menos sin pagar) y en una filmacion se tenia que quedar una noche en una casa casi a solas con las tres. Cualquiera que estuviese afuera de esta situación pensaría que ese día a Leo se le daba, pero nada mas lejano a la realidad.
Junto a Leo en ese grupo se encontraban Daiana, que era una chica sociable, la cual tenia bastante sentido del humor y se tomaba las cosas mas tranquilamente, aunque siempre Leo sentía que algún día iba a explotar y si eso ocurría seguramente lo mandaba a la mierda, por suerte, eso nunca paso, aunque siempre le quedó la sensación de que algunas veces esa situación estuvo muy cerca de suceder. También se encontraba Florencia que era una persona muy exigente en el trabajo y en las relaciones sociales, poco comunicativa y en algunos momentos irritable por cosas ínfimas, pero después, cuando el enojo se le pasaba se convertía en una persona dulce. Y la ultima de las chicas era Maria, una persona diferente por donde se lo mire, siempre contenta, siempre feliz, alegrando a los demás y bancandose sus angustias sola, impredecible y sincera a la vez, siempre tratando de ayudar a los demás y poniéndole la mejor onda hasta en los peores momentos.
Tres mujeres hermosas junto a un ser inmundo, el hecho que Leo este allí ya era un milagro, pero él era un profesional y tenia que hacer un trabajo, su trabajo y en su cabeza solamente deberían estar sus deberes.
La primer jornada de laburo fue ardua y al día siguiente tenían que seguir con mas tomas, a Leo no le quedaba otra que quedarse a dormir en casa ajena, cosa que le molestaba mucho porque él solo podía dormir en su cama, su único bastión de seguridad en la vida, un bunker donde podía descansar y recobrar energías: por ello en otros lugares nunca dormía bien y mucho menos si en su morada ajena no estaba solo…
Eran como las doce, Daiana se preparaban para dormir, Florencia pensaba en las tomas de mañana y Maria se vestía con su pijama de seda y preparaba su cama junto a la de su abuela que miraba a Leo con miedo y sospecha.
Minutos después de que Maria se termine de cambiar, la abuela le dijo a nuestro personaje principal masculino que se quede a dormir en el comedor, en un sillón que se ubicaba allí, donde se acostaría solo, con frió y sin sueño, lo cual a Leo no le molestaba porque ya estaba acostumbrado a esas situaciones. Pero un intruso aplaco los planes de la abuela para mantener a Leo lejos de las chicas, un intruso feo y chico, pero grande, silencioso pero molesto, un insecto que ni yo me atrevo a nombrar por lo feo que era (la cucaracha, no Leo, que también es feo, pero no es negro ni chiquito)
Leo era fóbico con respecto a estos insectos, y mucha gente también era fóbica, pero con respecto a Leo, y cada vez que veía uno se entumecía y se rajaba donde hubiese luz, pero nada mas, ahora, si tenia que dormir en un lugar donde había uno de estos bichos asquerosos en la misma habitación que él, algo mas fuerte que su voluntad impedía que este se anime siquiera a adentrarse en las terribles paredes que componían esa celda en donde no estaría completamente solo.
Luego de ver al bicho, Leo se rajo y ayudo a Florencia a preparar las tomas del día de mañana, mientras en la cocina Maria tomaba el raid y rociaba su contenido por el comedor donde supuestamente debería dormir Leo, pero el bicho nunca apareció, ni vivo ni muerto.
Inmediatamente, Leo se negó a dormir en el comedor hasta no ver el cadáver y entonces decidió irse a dormir en la habitación donde se acostarían a descansar Daiana y Florencia, algo que a la abuela no le gusto ni un poco y obviamente a las chicas tampoco, ahora ellas se sentirían como Leo, teniendo que dormir con un bicho feo cerca de ellas, pero lo aceptaron porque estaban muy exhaustas y querían irse a descansar lo mas rápido posible.
Leo tiro el colchón cerca de la cama donde dormirían Florencia y Daiana, luego arrojo unas sabanas sobre el colchón y para estar seguro de que al despertarse no iba a encontrar ninguna sorpresa, se llevo consigo el raid, que esa noche iba a ser como su novia, el cual sujeto con sus manos muy fuertemente. Florencia se acostó y se durmió enseguida, algo que todavía Leo se pregunta como es que hace, Daiana también se acostó pero por algunas deducciones se cree que no durmió tan bien como su compañera de cama. Luego se apagaron las luces y Leo se tiro sobre su improvisada cama junto a su osito de peluche con forma de raid y olor a raid.
La noche pasaba como pasa la comida por la garganta cuando tenes angina: lenta y dolorosamente, y Leo no lograba conciliar el sueño pensando en su fobia, en su presente, en todas las cosas que lo hacían sentir mal, en su futuro y en el mismo, por eso daba vueltas una y otra ves tratando, al menos en sus sueños, de encontrar la clave que lo haga encaminarse en una vida que hasta ese momento no lo tenia.
Seguramente los ruidos que hacia Leo al revolcarse solo, harían pensar mal a cualquiera con la cabeza podrida que estuviese afuera de la habitación y ponga su oreja en la puerta, por que en su visión mediática de la realidad nunca pensaría que esos sonidos tenues pero sospechosos solamente eran los impulsos al miedo que lo apesadumbraba en sus sueños.
Ninguna de las chicas entendía como un chico tan grande, universitario, con toda una vida llena de experiencias malas y peores en su haber, se cague las patas por un simple insecto inofensivo. Por ello, Maria, que era la mas desconfiada, creía que Leo actuaba todo eso para estar en la habitación de las chicas y aprovechar la situación, pero nada mas lejos de la realidad…
El amanecer asomo, y Leo poco durmió, Florencia se despertó sin darse cuenta lo que paso, Daiana, mas enojada pero ocultándolo, se rió de la situación y se levantó, después Maria apareció, todo se calmo, pero el bicho muerto nunca apareció.
Las cargadas y las burlas no se hicieron esperar, lo que quedaba de la hombría de Leo desapareció para siempre ante esas tres mujeres que lo veían. Leo nunca más fue el mismo, humillado por rebelar sus miedos, no le pasaba otro pensamiento en su deteriorada cabeza que el presagio de que su vida futura estaba condenada.
La filmacion terminó y por suerte todo salió bien, finalmente Leo volvió a su casa y ese día durmió mejor (unas 6 horas). Por otro lado, las chicas se fueron agotadas a sus respectivas casas con un trabajo hecho y una anécdota más que contarles a sus nietos.
Luego de terminar el trabajo y terminar la materia, pasaron muchos años en los cuales el grupo se fue disipando poco a poco, como todos los grupos: Maria se fue atrasando en la carrera y poco tiempo después nadie supo nada de ella; Daiana siguió con la carrera pero más lentamente, igual como ella siempre hace mil cosas a la vez, eso no le preocupaba tanto (al menos eso es lo que parece); Florencia fue la primera que se recibió y en poco tiempo después encontró laburo de lo que había estudiado, se ve que el hecho de preparar las escenas y dormir bien le hicieron mejorar en su vida.
La vida pasó para todos menos para Leo, por eso seis años después de esa fatídica noche, le ocurrió el mismo incidente con el mismo resultado, aunque esta vez estaba en su casa, en la cual debió enfrentar nuevamente a la mancha negra, aunque ahora él estaba más solo, más viejo y más triste que antes.
Leo nunca podrá superar sus fobias, nunca podrá detenerse y mirar al frente, nunca podrá volver atrás y remendar sus errores, solo le queda rendirse ante sus miedos, para que ellos se apoderen de él y le quiten lo poco de esperanza que le queda para que todo termine quedando en el recuerdo, esos recuerdos que nunca se olvidan, sobre todo si cada vez que ves para atrás un millar de bichos inmundos caminan sobre el.

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