SAFO

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viernes, 21 de octubre de 2011

Borrado

Escribo esto porque es mi último recurso, me han borrado de todas partes, ya no queda ni mi nombre, ni mis recuerdos. En un mundo lleno de vacío, solo quedan rastros de humanidad…
Cuando Salí al mundo exterior, hace ya unos meses, empecé a notar a las personas distintas, totalmente indiferentes a lo que los rodeaba, como si algo mas allá los controlara. Me parecía raro que todos anduviesen hablando solos por las calles, eso en mis tiempos era señal de locura, pero hoy, la normalidad es hablar sin escuchar al otro. Decidí instalarme en un hotel y llamar a viejos amigos, de los cuales hace mucho no sabía nada de ellos, para decirles que ya me había rehabilitado. Con algunos no me pude comunicar, pero el resto no me recordaba, ni siquiera me preguntaban porque lo hice o me regañaban o me gritaban para que los moleste más, simplemente todos actuaban como si nunca me hubiesen conocido. Esto me parecía demasiado extraño, por ello, tome coraje y llame a mi ex novia, la cual me detestaba ya incluso antes de que me atraparan. Insistí varias veces para hablar con ella, le pedí perdón, le suplique una y mil veces, pero no había forma de que me recuerde. Si todos ellos estaban fingiendo, habría que felicitarlos por lo bien que lo hacían los desgraciados. Mi angustia era inmensa, me sentía más solo ahora que estaba libre que cuando estaba en confinamiento.
El primer día que tuve libre de mi trabajo comunitario social, fui al registro cívico para averiguar qué había pasado con mi familia, ya que en donde se ubicaba la casa de mis padres ahora había un enorme edificio. Le explique a la señorita, la cual me atendía muy amablemente, que había estado recluido cinco años, luego la señorita posó su mirada en mi de otra manera pero, al menos, me dio información útil, bueno, eso creía yo. Con palabras extrañas y muy rápidamente me explicó que los nombres de mis padres no estaban en el registro, que según ellos ni siquiera habían nacido, luego me pregunto por mi número de identificación, se lo di, pero no concordaba con los datos del registro. Creía que había un error, pero no lo había, el sistema nunca se equivoca. Al instante, me tomaron dos guardias por detrás, me llevaron arrastrándome por todo el largo pasillo y me encerraron en una oficina hasta que aparecieran autoridades más altas. En esa oficina, mucho más acogedora que ese sucio barril en el que había pasado mis largos y asquerosos cinco años, se podía escuchar levemente el sonido de una tv que provenía de la oficina contigua, lo extraño era que solo se oían publicidades, y una de ellas fue la que me abrió los ojos. Era la voz de una mujer:
 “usted quiere olvidarse de un mal padre, un mal amigo, o de una relación frustrada, nosotros le damos la solución, en la clínica San José nuestros especialistas lo ayudaran a borrar para siempre ese recuerdo que no lo deja dormir, su consulta no nos molesta, ya estamos en más de 50 ciudades en el mundo y recuerde, viva la vida al máximo y si algo sale mal, nosotros estaremos ahí para borrarlo”.
¡Dios, esto es una locura! Me dije, si la gente se olvida de sus errores o frustraciones, como van a aprender de ellos. Las autoridades vinieron, me hicieron pruebas para ver si mi cerebro ya había sido manipulado. Al darle negativo el test, me llevaron a un lugar para monitorearme, luego me sedaron. Carpeta vacía. Horas después aparecí atado en una silla reclinable en un lugar lleno de pantallas, en ellas se podían ver mis vivencias más importantes, mi primer beso, el día que me atraparon, cuando choque el auto de mi padre, pero ligeramente diferentes a como las recordaba. Mucho más nítidas. Luego me inyectaron algo y me preguntaron cual es el recuerdo que me gustaría borrar de mi memoria, yo les dije ninguno, que mi vida estaba bien así. Tanto los guardias que me llevaron como el asistente social que estaba allí se rieron levemente y el último dio por sentado que mi opción era borrar toda mi sentencia por estafa, todos esos años horribles que pase en prisión. La idea era tentadora, pero me rehusé, ellos insistían por la fuerza, hasta que se me ocurrió borrar un mal recuerdo. Se los conté, ellos lo buscaron y después de un largo tiempo hasta encontrarlo lo desaparecieron, al menos eso creo, salvo que guarden esos recuerdos en una especie de disco duro, y con ellos controlen a la gente. Más allá de mis ideas paranoicas, lo que ellos me borraron fue solamente el futuro que deseaba tener en mi juventud temprana, antes de que me atraparan. Por suerte no se dieron cuenta y creyeron que ese deseo en mi cabeza había pasado realmente, ¡o habrá pasado realmente!, no lo recuerdo, ya no noto la diferencia, habré pedido eso u otra cosa ¡maldición!. Lo que si recuerdo es que después de cortar mis memorias me soltaron, me sedaron nuevamente y me pusieron en una habitación, como si fuese la de un hospital. Allí me tuvieron en observación y un día después me dejaron ir y me dieron un número de identificación. Cuando Salí a la calle mire el cartel del lugar donde había estado y leí que decía “Clínica San José”, y cundo baje mi vista vi una fila de no menos de un centenar de personas. ¿Así controlan a las personas en estos tiempos? ¿Qué los impulsa a querer flagelar sus cerebros? ¿Qué les paso a las personas que confesaban sus pecados? ahora simplemente los borran ¿Habrá castigos o el castigo será no saber realmente quién fue uno? ¿Qué les impediría desaparecer a una persona? no solo físicamente, sino también del recuerdo de sus seres queridos.
Intente escaparme corriendo de este mundo superficialmente perfecto, pero era imposible, si hacia algo malo me encerrarían de nuevo y me borrarían completamente si quisieran, si me convertía en un agitador del orden también me borrarían. No me quedaba otra cosa que fingir ser un esclavo del sistema.
Desesperadamente, volví a mi hotel con la única idea que se me ocurrió para escapar momentáneamente de este infierno, ni siquiera sabía si lo que escribiría sería lo real o seria solo lo que recuerdo de la realidad. Igualmente me anime y antes de que me convierta en un ser dependiente de mis logros seguros, tome un trozo de papel y un lápiz. Con estos elementos estamparía para siempre mis fracasos, mis malos momentos, todo lo que quisiera olvidar para siempre. Todas esas vivencias horribles son las que realmente nos hacen buenas personas, nos hacen entender que a los otros les puede pasar lo mismo que nos pasó, que ellos también se pueden equivocar y nos hace detener cuando hacemos algo equivocado en el nombre de los vencedores. Creo que ya sé porque el mundo se convirtió en este paramo de egocentrismo, creo que al final todo se reduce a que ninguna persona quiere perdonar….se
Escribo esto porque es mi último recurso, me han borrado de todas partes, cuando leas esto no quedara de mi ni mi nombre, ni mis recuerdos. Este es un mundo lleno de seres que pretenden la felicidad buscando vacíos. Esos vacíos que llevan adentro de su alma.

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